jueves, 3 de agosto de 2017

Noche

Suelo sincerarme en las noches porque se ha ido el ruido, así es más fácil escucharme el alma clamar por Dios, ¿No te ha pasado? que puedes oír los sueños por cumplir latiendo dentro de ti.
Y respiro más profundo, más calmada, respiro la vida de la noche, los pensamientos de que en algún lugar, pero en mí, estás.
A veces, sin embargo, la oscuridad me llena de temor por las sombras que se ocultan bajo la cama o en la pesadilla, me pregunto, ¿Vendrías, me iluminarías, me cantarías y disiparías la pesadilla?
Algunas noches me traen cielos estrellados, y no te miento, me pierdo, contando cada punto del firmamento, ¡Ven! ¡Contemos! ¡Brillemos! ¡Sé mi estrella en la noche somnolienta!
La noche fría como siempre, me da motivos para quererte, en mis brazos tenerte, siempre.
Y si un día  te preguntan qué amé yo, dí que la noche, pero aún más la noche de tus ojos, y sin duda la noche que viniste a mi ventana, y las noches que nos faltan.

—Isnelda Sayas.

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